miércoles, 18 de diciembre de 2019

Los puentes de Madison County. Robert James Waller



Buenas tardes, mis queridos lectores

Hoy os traigo una reseña muy especial. Para terminar el año me propuse leer un clásico por un lado y reconciliarme con una historia por otro. El primer contacto que tuve con Los puentes de Madison fue hace ya bastantes años, a través de la película. ¿La habéis visto? Yo no recuerdo ahora mismo si fui capaz de ver más de la mitad de esta.





Decir que me resultó soporífera es quedarme corta, por ese motivo jamás pensé en leer el libro. ¡Idiota! ¡Me estaba perdiendo una historia maravillosa!
Menos mal que mi amiga Nerea(Petita Amelie Instagram) me animó y me animó para que lo leyéramos juntas. ¡Gracias tesoro! Ahora, tras haberlo leído me pregunto si su adaptación es tan mala como yo recuerdo.

¿Os cuento porqué me ha gustado tanto? ¡Vamos! ¡Primero la sinopsis!


Cerca de los puentes de Madison County están esparcidas las cenizas de dos seres que se trataron durante tres días y se amaron hasta la muerte: Francesca Johnson y Robert Kincaid. El destino los unión cuando ambos habían rebasado los cuarenta. Ella, casada y con dos hijos, llevando una plácida existencia;él,un fotógrafo de vida nómada, tan libre y generoso como para respetar sin más las decisiones ajenas. Entre ellos nació un amor corto como una tarde de otoño pero tan profundo como las raíces de un árbol que hubieran cavado hondo en la tierra, y así nos lo cuenta Robert James Waller a la vez que nos devuelve el gusto de saber que la pasión no tiene edad.


Comenzamos este libro con una nota del autor, Robert James Walle nos cuenta cómo llegó a su vida esta verídica historia y porqué decidió escribir sobre ella. 


Francesca cumple sesenta y siete años. Sigue viviendo en el sur de Iowa a pesar de estar tan sola. Tras la muerte de su marido, Richard, y la marcha de sus dos hijos del hogar familiar, ella elige quedarse allí, en su casa. Hay un motivo muy fuerte para esta decisión y lo iremos descubriendo poco a poco. Como cada año en el día de su cumpleaños Francesca rememora su pasado.

Agosto de 1965 

Robert Kincaid sale de su apartamento en Bellingham, en el estado de Washington para poner rumbo a Madison County. Allí pasará unos días para poder fotografiar los puentes cubiertos, reportaje para la revista National Geographic. Con cincuenta y dos años sigue trabajando como fotógrafo, viajando a lugares lejanos, disfrutando de su luz y su paisaje. Este trabajo y las largas ausencias que conllevan provocaron su divorcio nueve años atrás. Al llegar a Madison County le resulta muy sencillo encontrar los seis primeros puentes, preguntaría a sus habitantes la ubicación del resto. Al pasar por una casa vio a una mujer sentada en el porche.

«Soy el camino y soy un peregrino y soy todas las velas que salieron al mar»

Francesca descansaba en el columpio de su porche, bebiendo té helado. Richard y los niños estaban en la feria del estado de Illinois, exhibiendo el novillo campeón que recibía más atenciones que ella. Esa sería su semana de descanso.
En ello estaba cuando una camioneta se paró en frente de su casa y un hombre bajó de ella...

Así comenzaremos esta intensa y maravillosa historia de amor. Tan solo pasarán juntos cuatro días, pero consiguieron vivir toda una vida.

«Verás, cuando pienso en porqué hago fotos, la única razón que se me ocurre es que me parece que he estado viajando hacia aquí. Y ahora, ahora me parece que todo cuanto he hecho en mi vida me ha estado conduciendo hacia ti.»

El simple hecho de saber que nos encontramos ante una historia real hace que su lectura sea mucho mas emocionante, emotiva y atractiva desde el principio. Pero si además la buena prosa del autor la acompaña, hace de esa lectura una gran experiencia. Francesca y Robert se conocen de una forma casual, pero entre ellos nace algo muy fuerte y a la vez imposible. Francesca de debate entre el amor que está empezando a sentir y sus responsabilidades familiares. Conoceremos a una mujer adulta que comienza a sentir emociones y placeres que desconocía, se mira al espejo y se ve diferente. 

¿Estamos hablando de una infidelidad? Sí, pero antes de juzgar os pido que lo leáis. 


«Francesca, ¿crees que lo que nos ha pasado le pasa a cualquiera, lo que sentimos el uno por el otro? Ahora puede decirse que no somos dos personas, sino una sola. Y algunas personas se pasan la vida buscando eso sin encontrarlo, otras ni siquiera creen que exista. ¿Vas a decirme que lo que vamos a hacer es lo correcto? ¿Vamos a perderlo?»

Os advierto, entre estas páginas no encontraréis acción ni grandes sucesos. Las descripciones de sus relaciones sexuales no son soeces ni muy explícitas. Simplemente este libro rezuma amor y sensualidad. Los puentes de Madison County se publicó por primera vez en 1992, hace ya 27 años. En 1995 se estrenó la película. 






jueves, 12 de diciembre de 2019

En clave de igualdad. Álvaro Botias


En clave de igualdad
Álvaro Botias


Buenas tardes, familia literaria.

Una vez más llego tarde ante una fecha tan importante. Por eso mismo, a pocos días de terminar el año os traigo la reseña de la lectura que elegí para el Día Internacional contra la Violencia de Género, «En clave de igualdad». Antes de comenzar os quiero presentar a su autor. ¡No dejéis de leer, después de la reseña os tengo preparado algo muy interesante!





Álvaro Botias Benedit Es un joven inspector de la Policía Nacional que desde hace cuatro años está al frente de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Comisaría Provincial de Málaga. Una experiencia que ha plasmado en dos libros -La Lucha contra la violencia de género: vivencias de un policía (Editorial Círculo Rojo) y En clave de igualdad (Editorial Adarve)- en los que ofrece una visión cualificada sobre una lacra desenfocada por las noticias falsas, pero que cada año deja decenas y decenas de víctimas mortales.(artículo completo)




Esta obra podría haberse titulado de varias maneras: de hecho, mi primera opción fue Historias contra el machismo. Finalmente, tras consultarlo con la almohada en múltiples ocasiones, opté por En clave de igualdad. Porque, si puede presumir de algo este libro es precisamente de eso: de igualdad. Optimismo y esperanza son los complementos ideales para llegar a esta meta. Con ellos de la mano, a través de cada uno de sus veinticinco relatos, he intentado generar conciencia social en torno a la manifestación más dañina de la discriminación por razón de género: el maltrato. Cualquier mujer, de la edad que sea, pertenezca a un estrato social u otro; está expuesta a sufrirla en sus carnes. Como aprendí de mi prologuista: «el machismo es cultura, no conducta».
Sofía, de dieciséis años, está convencida de que los celos obsesivos son una muestra de amor. Pedro (diecisiete) se hace el «machito» delante de sus amigos, quienes lo tildan de «calzonazos» por pasar gran parte del tiempo con su novia. Leonor sufre violencia a manos de Sergio, su marido, ante la mirada impasible de sus vecinos de planta. Azucena, policía protectora, recibe los agradecimientos sinceros de una superviviente… Son solo algunas de las historias que se recogen en este libro y que, sin lugar a dudas, no te dejarán indiferente.

Seguid leyendo, ya queda poco.

En clave de igualdad llegó a mis manos gracias a la Editorial AdarveEn estas 129 páginas nos encontraremos una estructura muy clara: cuatro bloques formados por relatos ficticios que muestran de una forma muy realista el día a día de las víctimas de violencia de género. Para ser más exactos, el maltrato dentro de una pareja. Tras estos, el autor los comenta, los desgrana, nos da su opinión y consejo, todo  esto contando con los datos y experiencia que le aporta su profesión. Estos cuatro bloques son:

1- La víctima

2- Profesionales de la violencia de género

3- El maltratador 

4- El apoyo externo 

De esta forma afrontaremos las distintas situaciones desde los diferentes puntos de vista que aportan los integrantes de estas historias, abordando el machismo y la violencia de género en todo momento.

No sabría muy bien como catalogar este libro, podría deciros que es una mezcla entre ensayo y narrativa breve, pero asimismo podría ser un libro de autoayuda. A mi parecer tiene muchos ingredientes de estos tres géneros, y es eso quizás, lo que le hace tan interesante y necesario. 

La portada me parece muy directa y explicativa. Hay dos muñecos de papel sonriendo. ¿Veis el estado del muñeco que simboliza a la mujer? Arrugado y casi roto, y aún así sonríe. ¿De verdad pensamos que podemos reconocer a simple vista a una víctima de violencia de género? Lo mismo pasa con el maltratador.


Álvaro nos guía a través de esos detalles apenas imperceptibles, esas «bromas», «peleas», «celos», que esconden mucho más. La violencia de género no comienza siempre con una agresión física ni todas las mujeres maltratadas están en edad adulta cuando la sufre, cada vez más adolescentes son víctimas de este tipo de violencia. Muchas veces no conseguimos detectarlo «a tiempo». Intentamos justificar muchas cosas, y a veces, equivocamos la palabra amor con posesión. Hay algo que tenemos que tener claro y el autor nos lo confirma: el amor no duele, si duele no es amor.

En estas páginas encontraremos toda la información necesaria con respecto a la denuncia y los trámites que esta conlleva. Conoceremos todos los medios disponibles, tanto personales (policías, equipo sanitario, psicólogos, asociaciones de mujeres, etcétera) como materiales. El autor no se olvida tampoco de los hijos, ya que estos son una víctima más.




El autor nos expone, a través de los relatos, la importancia del testimonio y/o apoyo, tanto de las personas que rodean a estas mujeres, como de las que puedan presenciar cualquier tipo de violencia. Responsabilidad social es lo que necesitamos.


Creo que toda esa información tan detallada, la empatía y apoyo hacia las víctimas, la preocupación y lucha constante que el autor demuestra con respecto a esta lacra, es el punto fuerte de En clave de igualdadEn mi humilde opinión, creo que este libro puede ayudar a sobrellevar los miedos y los obstáculos que puedan encontrarse en el proceso. No por su lectura sino por la información que ofrece, veraz, concisa y muy detallada. Muchas veces por miedo o desconocimiento las víctimas nunca llegan a pedir ayuda. Este libro puede dar ese pequeño empujón tan necesario, tanto para la mujer maltratada, como para su entorno.

Juntos podemos erradicar el machismo y la violencia de género, basando la educación en el respeto, la igualdad y la libertad. Juntos podemos luchar por ellas, por nosotras. 


A continuación comparto la breve entrevista que le realicé al autor para esta ocasión.


Hola, Álvaro

Bienvenido a este pequeño rinconcito. Antes de empezar quería darte las gracias, por varias cosas a decir verdad. Gracias por aceptar esta mini/entrevista pero sobre todo gracias por tu trabajo y tu esfuerzo protegiendo y apoyando a las víctimas de violencia de género.

En más de una ocasión hemos podido ver como la Ley de Violencia de Género era atacada e incluso han pedido su derogación. ¿Qué supondría para las víctimas la ausencia de esta ley? ¿Cómo repercutiría en ellas?


Gracias por ofrecerme la posibilidad de realizar esta mini-entrevista, Beatriz. Lo cierto es que el debate está actualmente, digamos, “a flor de piel”: por un lado, se critica la LOVG por brindar a las mujeres que sufren violencia en sus relaciones afectivas un trato “privilegiado”. Por otro, no menos importante, se exigen medidas de protección y protocolos específicos para otras violencias que cursan en el ámbito doméstico, en las que la mujer no siempre es el sujeto pasivo de las conductas delictivas (aunque sí el mayoritario, con un 62’2% del total en el año 2018, según el INE). En esto último estoy de acuerdo, la verdad, ya que no supondría detraer recursos a la violencia de género.

Para contestarte detalladamente necesitaría varias entrevistas, si te soy sincero, así que intentaré ceñirme a los detalles fundamentales. Por este motivo no entraré a analizar las obligaciones que nos impone el Convenio de Estambul a este respecto. Solamente diré que resulta de una importancia capital estudiar la etiología de cada violencia y, en concreto, tratar a aquella que afecta a la mujer pareja con la oportuna especificidad. Las creencias y actitudes machistas, provenientes de una cultura desigual, suelen aparecer en el maltrato a mujeres, extremo éste que eleva las cifras de esta tipología delictiva a niveles de alcance social. De ahí la necesidad de darle un tratamiento “privilegiado”. No pensemos que por dotar de recursos especiales a la violencia de género nos olvidamos de otras violencias, en absoluto. Se trata de dedicar a cada una lo necesario para combatirla con garantías de éxito.

Dicho esto, sí debo reclamar un mayor desarrollo de los aspectos sociales de la LOVG, que ahondarían en una mejor prevención. No podemos perder de vista que las FFCCS actúan cuando el problema se ha generado, es decir, llegan tarde. La inversión principal debe ir dirigida a la educación en igualdad y a generar conciencia social en la población. 

En definitiva, no contar con una Ley específica para combatir y prevenir la violencia contra la mujer pareja sería dar un buen puñado de pasos atrás, honestamente, aunque una revisión del actual marco legal, para adaptarlo a las exigencias del Convenio de Estambul, repercutiría muy positivamente en las mujeres que, a diario, sufren esta violencia.



Estoy harta de escuchar hablar de denuncias falsas, no dudo que pueda existir alguna, pero ni mucho es algo habitual.  ¿Crees como yo que es otra forma de querer hacernos invisibles? ¿No es acaso otra forma de hacernos culpables de algo?


Dependiendo del foro del que procedan “las acusaciones”. Me explico: últimamente nos topamos con personas – hombres y mujeres – que aluden a que las denuncias falsas en violencia de género son un problema. Afirman, sin temor, que las estadísticas oficiales no representan la realidad y que la Fiscalía “mira para otro lado” cuando dan con un caso de este tipo. Aseveraciones de este calibre, indudablemente, pretenden negar el alcance de la violencia sobre las mujeres y desviar el foco. Aquí entra en juego el manido sexismo, que etiqueta al sexo femenino de “malo y perverso”, para dar un valor añadido a la palabra del hombre. 

La única manera posible de combatir esto es con información veraz. Lo de tengo un amigo que me dijo que, a su primo, el del pueblo, lo denunció falsamente su mujer no nos sirve como soporte para magnificar esta situación y pretender convertirla en “problema”. Primero, cada historia tiene dos versiones y tu amigo no estuvo allí cuando pasaron los hechos (que casi siempre cursan en la intimidad del hogar, otra cortapisa para demostrar la culpabilidad de los investigados en este tipo de conductas). Segundo, aunque fuera verdad, es un solo caso y no representa la realidad. Esa que nos recuerda que cada año asesinan a una media de 60 mujeres en el contexto de las relaciones de pareja, o que en España se denuncia una violación cada 5 horas.


¿Cuál es el porcentaje real de estas denuncias?

Dice la FGE que ningún año alcanzan el 0’01% (con este porcentaje aluden a la totalidad de procedimientos incoados por este motivo, así que las condenas serían muy inferiores). ¿Esto es verdad? Sinceramente, lo desconozco. Solo puedo asegurar que hay más que las que contemplan las cifras oficiales, por supuesto, pero no sabría decir cuántas. Sin embargo, sí me atreveré a afirmar que, desde mi experiencia, no dejarían de ser un porcentaje poco representativo frente a las cifras que arroja la violencia de género.


Además de En clave de igualdad tienes otro libro publicado, ¿nos hablas un poco de él?



Claro. “La lucha contra la violencia de género: vivencias de un policía” vio la luz en el mes de mayo de 2018, de la mano de la editorial Círculo Rojo. En él novelo seis casos que han pasado por mis manos, por las de mi grupo especializado, en los que las mujeres que los protagonizan recorrieron el camino que las transformó de víctimas en supervivientes. Son historias que pretenden transmitir esperanza, con las que busqué generar confianza en las instituciones y lanzar un mensaje inequívoco: “De la violencia de género se puede salir”. Os animo a leerlo.



De nuevo gracias, Álvaro. En este pequeño rincón literario siempre tendrás un hueco.