Hay veces que es el libro quién te escoge y no al revés. Eso es lo que me pasó a mí con la novela titulada Del color de la leche, escrita por Nell Neyshon.

Su lectura no estaba dentro de mi lista de libros pendientes, ni siquiera tenía intención de leerlo por el momento. Mi gran amiga Juana me lo había recomendado muchas veces, pero el volumen de mis lecturas hace que tenga que ser más selectiva a la hora de elegirlas. No estaba en mi mente leerlo y sin embargo apareció, no sé como ni cuando, en la biblioteca de mi ebook. Tal coincidencia me llamó la atención, pues solo estaba buscando un libro que me hiciese despejarme entre unas colaboraciones y otras. Obviamente, ante tal descubrimiento me dispuse a leerlo y….por alguna razón supe que el libro me había elegido.

Al abrir sus páginas me encontré con un diario que comienza en el año 1831. En esas líneas, una niña comienza a narrar su historia en primera persona. Una chica inocente, avispada y decidida que poco a poco me fue robando el corazón. Había aprendido, a sus 15 años, a leer y a escribir y lo demuestra escribiendo su historia. Quiere y necesita que la lean.

La vida no es fácil para una familia pobre, en cualquier época, pero quizás en aquellos años lo era menos. La familia de Mery vive de su trabajo en el campo, por lo que ni ella, ni sus hermanas han podido ir al colegio. Trabajan de sol a sol, como mulas, sin descanso. Esa falta de educación se representa de manera magistral en el diario, pues tal como veis en el extracto escogido es como Mery escribe. Sin el conocimiento ortográfico necesario, incluso da la sensación de que está escrito con cierta prisa.

De entre sus hermanas, Mery es especial. Nació con una minusvalía en una de sus piernas y el pelo blanco, del color de la leche. Pese a las carencias que la rodean, a las dificultades y obstáculos que se encuentra, ella es todo vida y alegría. Su día a día es monótono hasta que su padre la manda a servir a una casa del pueblo, es allí donde comienza a aprender, es allí donde todo cambia.

La autora nos presenta a una familia llena de carencias, tanto emocionales como económicas. La crianza de los hijos como animales de carga, sin acceso a una educación, a un trato adecuado a esa edad. La vida a veces no deja opción a otra cosa. En aquellos tiempos no había espacio para el amor cuando el estómago estaba vacío.

Todo esto, Nell lo plasma a la perfección a través de sus personajes, maravillosamente caracterizados. Además, profundiza también en la diferencia de oportunidades entre clases y en el papel de las mujeres en la Inglaterra Rural de 1830.

La vida que descubre Mery cuando comienza a servir en la casa del vicario es totalmente diferente a la vida en la granja, llena de lujos y de posibilidades. Y a pesar de todo, ella extraña su casa y a su familia, lucha cada día por volver.

Del color de la leche es una novela llena de belleza, dramática sí, pero llena de delicadeza e inocencia. La prosa de esta autora ha sido un gran descubrimiento y la historia que nos presenta una de las más impactantes que he leído en lo que va de año.

«Por mi culpa, por mi gran culpa».

Esta oración religiosa me vino a la cabeza cuando leí el título del ganador del certamen Getafe Negro 2020, Por mi gran culpa, escrito por Raúl Ariza. De sobra sabéis que siempre estoy pendiente del mundo de la novela negra, de sus autores, obras y certámenes. El género Noir es por excelencia mi género favorito y basta decir, que desde hace años está en auge en el mundo literario. ¿Por qué? ¿Pueden influir las catástrofes, las crisis, la política y la maldad humana? ¡Claro qué sí! Así es como el género Noir ha avanzado a lo largo de su trayectoria, siguiendo estos sucesos que nos rodean, reinventándose a la par del avance de la sociedad.

Visto de este modo puede resultar algo macabro, pero la novela negra, al fin y al cabo, es un género que realiza una crítica social que da visibilidad a la violencia, al crimen organizado y a los delitos; en definitiva, los bajos fondos de la sociedad. De forma poética podríamos decir que es un puñetazo de realidad.

Raúl Ariza, con su obra Por mi gran culpa, se enfrenta al mal en estado puro. Involucra al lector en una trama de prostitución, intereses y vacíos legales, haciéndole pasar por una serie de asesinatos producidos con el mismo modus operandi. En su mayoría, las víctimas eran mujeres.

Pero donde encontramos el mal, también queda espacio para el bien, por suerte, en este caso, el autor tira la casa por la ventana y elige al gran creador como protagonista y narrador omnisciente. Encarna a Dios en un humilde taxista, humano y débil. Hace visibles sus errores y miedos, en una constante lucha por intentar proteger a sus descendientes de las garras del mal. Ni que decir que Raúl ha apostado por una trama original y directa, atrevida diría yo. Y es que quizás sea esta la única novela protagonizada y narrada por Dios. El elenco de personajes que nos presenta el autor es variado, por ejemplo:

Lidia es una joven que vive plácidamente su vida en pareja, hasta que un día, una llamada le recuerda que sigue en peligro. Alguien de su pasado la acecha de nuevo, Tarasca, un hombre muy peligroso, un proxeneta que bien podría ser el mismísimo diablo. Ella tiene que escapar y para ello coge un taxi.

Adán es un joven enamorado que desconoce por completo la verdadera historia de su pareja. Una llamada pone su vida patas arriba.

Aunque solo os he hablado de estos 4 personajes, durante sus 204 páginas harán aparición muchos otros, unos guardaran relación con la trama principal y otros no. Historias que se van solapando, viajando del presente al pasado, en ocasiones historias independientes que en conjunto forman la trama general, con un gran trasfondo «divino».

Para realizar la crítica de esta novela hay que comenzar mencionando que Raúl Ariza no es un autor del género negro, es más, esta es su primera obra catalogada bajo el Noir. Descubrir su narración para mí ha sido una gran sorpresa, bien hilada y muy bien plasmada. Ha sabido trabajar a la perfección el papel del narrador y de primeras no era algo fácil. El trasfondo de esta novela me ha removido, sorprendido y emocionado pero es cierto que he encontrado carencias en el desarrollo de los personajes secundarios. ¿Perfecto? No, pero si os puedo asegurar que el autor ha conseguido un sitio en el mundo Noir y que esta novela no dejará indiferente a nadie. Agradecer, un año más, a la editorial Edaf el envío del ejemplar, ¡ha sigo una lectura sorprendente!