«Por mi culpa, por mi gran culpa».
Esta oración religiosa me vino a la cabeza cuando leí el título del ganador del certamen Getafe Negro 2020, Por mi gran culpa, escrito por Raúl Ariza. De sobra sabéis que siempre estoy pendiente del mundo de la novela negra, de sus autores, obras y certámenes. El género Noir es por excelencia mi género favorito y basta decir, que desde hace años está en auge en el mundo literario. ¿Por qué? ¿Pueden influir las catástrofes, las crisis, la política y la maldad humana? ¡Claro qué sí! Así es como el género Noir ha avanzado a lo largo de su trayectoria, siguiendo estos sucesos que nos rodean, reinventándose a la par del avance de la sociedad.
Visto de este modo puede resultar algo macabro, pero la novela negra, al fin y al cabo, es un género que realiza una crítica social que da visibilidad a la violencia, al crimen organizado y a los delitos; en definitiva, los bajos fondos de la sociedad. De forma poética podríamos decir que es un puñetazo de realidad.
Raúl Ariza, con su obra Por mi gran culpa, se enfrenta al mal en estado puro. Involucra al lector en una trama de prostitución, intereses y vacíos legales, haciéndole pasar por una serie de asesinatos producidos con el mismo modus operandi. En su mayoría, las víctimas eran mujeres.
Pero donde encontramos el mal, también queda espacio para el bien, por suerte, en este caso, el autor tira la casa por la ventana y elige al gran creador como protagonista y narrador omnisciente. Encarna a Dios en un humilde taxista, humano y débil. Hace visibles sus errores y miedos, en una constante lucha por intentar proteger a sus descendientes de las garras del mal. Ni que decir que Raúl ha apostado por una trama original y directa, atrevida diría yo. Y es que quizás sea esta la única novela protagonizada y narrada por Dios. El elenco de personajes que nos presenta el autor es variado, por ejemplo:
Lidia es una joven que vive plácidamente su vida en pareja, hasta que un día, una llamada le recuerda que sigue en peligro. Alguien de su pasado la acecha de nuevo, Tarasca, un hombre muy peligroso, un proxeneta que bien podría ser el mismísimo diablo. Ella tiene que escapar y para ello coge un taxi.
Adán es un joven enamorado que desconoce por completo la verdadera historia de su pareja. Una llamada pone su vida patas arriba.
Aunque solo os he hablado de estos 4 personajes, durante sus 204 páginas harán aparición muchos otros, unos guardaran relación con la trama principal y otros no. Historias que se van solapando, viajando del presente al pasado, en ocasiones historias independientes que en conjunto forman la trama general, con un gran trasfondo «divino».
Para realizar la crítica de esta novela hay que comenzar mencionando que Raúl Ariza no es un autor del género negro, es más, esta es su primera obra catalogada bajo el Noir. Descubrir su narración para mí ha sido una gran sorpresa, bien hilada y muy bien plasmada. Ha sabido trabajar a la perfección el papel del narrador y de primeras no era algo fácil. El trasfondo de esta novela me ha removido, sorprendido y emocionado pero es cierto que he encontrado carencias en el desarrollo de los personajes secundarios. ¿Perfecto? No, pero si os puedo asegurar que el autor ha conseguido un sitio en el mundo Noir y que esta novela no dejará indiferente a nadie. Agradecer, un año más, a la editorial Edaf el envío del ejemplar, ¡ha sigo una lectura sorprendente!
El pequeño rinconcito de Bey
¡Hola! Me alegra ver que ha sido una historia de la que has disfrutado. Personalmente no es una lectura que me llame especialmente la atención, por lo que en esta ocasión prefiero dejarlo pasar.
ResponderEliminar¡Nos leemos!