Crímenes vulgares y mascotas sobrenaturales
No hay un terror más temible que aquel que se esconde detrás de las cortinas, detrás de las puertas de cada hogar. El terror cotidiano, el real, un mundo invisible, oscuro y aterrador. La primera parte, de esta recopilación de microrrelatos, titulada Cuentos para Robert Bloch, lo plasma de forma acertada en cada uno de los microrrelatos que la forman, produciendo en el lector un escalofrío espeluznante. El autor juega con él, dejándole a la imaginación la escena acontecida, sin ser demasiado explícito.
La segunda, titulada Cuentos para Stephenie Meyer, se enfoca en un género más amable, más liviano, más juvenil, la fantasía. El humor negro y la sátira que aporta el autor, le da un toque muy original y atractivo a esta última sección, casi paródica.
Crímenes vulgares y mascotas sobrenaturales ha resultado ser una lectura agradable y diferente. Agradecer al autor el envío del ejemplar. Ha sido un placer descubrir la prosa y el estilo de Joan Márquez Franch.
Otras obras del autor:
Necros
Ochenta microrrelatos que caminan con un pie en la sórdida realidad y el otro tirando permanentemente hacia el reino de la fantasía.
Monstruos extintos (colección de relatos)
Horror vacui de lo cotidiano y dispuesto a enfrentarse a nuevas acusaciones de satanismo.
Corazón negro:
Casi un centenar de microrrelatos de realismo sucio y terror suave.
Porno para miopes:
Manual de toxicidades personales. Manías, pesadillas recurrentes, sueños deformados, monstruos que se vuelven príncipes y príncipes que harían enrojecer a los monstruos de cuento.
El tarro de la infidelidad:
Un centenar de microrrelatos que hablan sobre la infelicidad, el desamor y la sinrazón de vivir, aderezados con algunas pinceladas de fantasía juvenil.
((El pequeño rinconcito de Bey))
¡Hola! Coincido contigo en que el terror que más miedo tiende a dar es aquel que no es difícil imaginarse que podría pasarle a uno en la vida real. Sin embargo, al no ser un género que suela gustarme, con esta novela no me animo.
ResponderEliminar¡Nos leemos!