Hablar de Philippe Claudel es hablar de literatura en mayúsculas. Sus descripciones son exquisitas, nos trasladan a numerosos paisajes y lugares, otorgándoles realismo y relevancia. La forma tan sublime que tiene de plasmar los sentimientos, sea cual sea la naturaleza de los mismos, provoca que estos penetren en el lector con gran intensidad. Pueden embargarle en la más absoluta desolación o en la más maravillosa paz y felicidad. Su narración es fabulosa, poética y armoniosa.
Descubrí a este autor con su novela La nieta del señor Linh, seguí con Almas grises y acabo de leer Aromas, libro publicado en España en 2013 por la editorial Salamandra. Es de este último libro del que hoy os vengo a hablar, en sus 158 páginas Philippe nos ofrece su lado más íntimo, a través de los aromas, el autor viaja a su pasado, pasando por su niñez, adolescencia y edad adulta. No es solo el olfato el sentido que disfrutará el lector a través de su lectura, sino que la vista, el oído, el tacto y el gusto estarán muy presentes en ella.
«Aquí puedo mancharme, rodar sobre los helechos, disfrazarme embadurnándome la cara con el mantillo, que huele a raíz de brezo. Tengo derecho. Acaricio los troncos de los abetos. Mis palmas se llenan de gotas de resina semejantes a lágrimas».
Cada capítulo aborda una fragancia que está asociada a un recuerdo del autor. Estos, convertidos en relatos independientes, están ordenados por orden alfabético, un abecedario de aromas, podríamos decir. Con un lenguaje sencillo y coloquial iremos disfrutando uno a uno de ellos, comenzando con el abeto, la bodega o la col, por ejemplo. Están narrados con sencillez y delicadeza y las escenas suelen ser tan comunes que permite al lector extrapolarlo a su propia experiencia, convirtiéndose así en una lectura muy intensa y emocionante.
«La casa ya no huele a nada. Mi padre se marchó llevándose consigo las que fueron las señas de identidad de este hogar. Murió, y con él el olor de la casa».
Nunca, hasta ahora, he podido disfrutar de unas descripciones similares, en cuanto a aromas se refiere. La sensibilidad de Claudel se hace notar en cada uno de los relatos, como lo hace en todas sus obras. Pero en esta, en especial, debido a que se trata de retazos de su autobiografía, la carga sentimental es más elevada. Ese ha sido el motivo por el que me ha sorprendido y emocionado tanto, poder conocer el lado más privado de un autor es algo impactante y especial ya que este se desnuda ante el lector. Además, lo más importante para mí, es que a través de su lectura he conseguido rememorar mis propios aromas, he viajado a mi pasado a través de ellos. Ha sido un viaje fantástico, emotivo y hasta podría añadir que sensorial.
«Son instantes de la más pura intimidad, de un amor que no necesita palabras para expresarse. Los olores de los cuerpos de quienes se aman y han compartido las horas nocturnas».
Tengo que admitir que no suelo encontrarme muy a menudo esta calidad literaria en cada obra de un mismo autor. ¿Puede ser Philippe Claudel unos de mis escritores preferidos? Sí, sin duda.
¿Qué se dice de él? En la red de Bibliotecas de Castilla- Mancha mencionan que: (enlace para ver artículo completo)
Construye relatos poderosos y perturbadores en los que no suele dar detalles sobre el lugar y el tiempo, adquiriendo así su obra una dimensión ejemplificadora y universal.
Su estilo es poético, pausado y sensible. Se adentra en las esquinas más sombrías del ser humano y los complejos mecanismos que rigen sus emociones, recreándolos después, con enorme sencillez.
«Cada letra tiene su aroma, cada verbo, una fragancia. Cada palabra trae al recuerdo un lugar y sus olores».
Hola!! recién encuentro tu blog, me quedo por aquí, sobre el libro no lo conocía pero me lo apunto para una futura lectura.
ResponderEliminarGracias por la linda reseña
Besos!!